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Como ese joven que cruzó medio Perú por un sueño, miles de docentes ya están en camino al Nombramiento 2026

Lima, diciembre de 2025. La historia de un chico de 15 años que viajó cerca de 18 horas desde Andahuaylas hasta Lima para vivir —y contar— una final histórica del fútbol sudamericano nos recordó algo simple y poderoso: los sueños grandes siempre exigen caminos largos. Y hoy, en otro escenario igual de decisivo, esa misma fuerza se está viendo en cada docente que se prepara para el Examen de Nombramiento Docente 2026.


Como ese joven que cruzó medio Perú por un sueño, miles de docentes ya están en camino al Nombramiento 2026
Así como la capital se convirtió en el punto de encuentro de miles de hinchas que llegaron por la final continental, Lima y todas las sedes del país volverán a ser el lugar donde convergen esperanzas, esfuerzo y futuro.
Un viaje distinto, la misma fe
 
No todos los viajes se hacen en bus.
Algunos se hacen en silencio, de madrugada, con café frío y cuadernos abiertos.
 
Desde la sierra, la selva, la costa y cada rincón del Perú, docentes de todas las edades están emprendiendo su propia travesía:
horas de estudio después de trabajar todo el día,
sacrificios familiares,
fines de semana de simulacros,
y la presión de saber que este examen puede cambiarles la vida.
 
Porque nombrarse no es solo ganar una plaza.
Es asegurar estabilidad, dignidad y futuro para tu familia.
 
La final más importante no dura 90 minutos
 
En el fútbol, una final se juega con el corazón en la garganta.
En la docencia, la final se juega con la mente firme y el propósito intacto.
 
El Examen de Nombramiento 2026 no es una prueba más:
es la puerta de entrada al sueño profesional que muchos persiguen hace años.
Y como en toda final, no gana quien tuvo menos miedo…
gana quien se preparó mejor.
 
 
“Profe, tú también estás haciendo historia”
 
Este examen no solo mide conocimientos.
Mide constancia.
Mide carácter.
Mide cuánto estás dispuesto(a) a luchar por tu lugar en el magisterio.
 
Cada vez que sigues estudiando aunque estés cansado(a),
cada vez que haces otro simulacro aunque te hayas equivocado,
cada vez que te levantas y vuelves a intentarlo…
 
estás construyendo la versión de ti que merece nombrarse.
 
 
Profe querido(a):
si alguna vez dudaste, recuerda esto:
 
El viaje difícil no es señal de que estás lejos.
Es señal de que vas a llegar a algo grande.
 
Así como aquel joven no se detuvo hasta llegar a Lima por su sueño,
tú tampoco te detengas ahora.
 
El Perú necesita docentes valientes.
Tu familia necesita tu estabilidad.
Y tú mereces esa plaza.
 
Nos vemos en la meta.

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