La labor docente: capital estratégico para sociedades más justas
Las dificultades del mundo de hoy se hacen presentes en la escuela. La vida cotidiana impregna sus aulas y lo que allí sucede modela nuestra sociedad actual y futura.
Los docentes latinoamericanos viven día a día el enorme desafío de enseñar, aprender, contener, inspirar y dar respuestas a millones de jóvenes que miran el futuro con incertidumbre. Están en la primera línea, afrontando este desafío prioritario para el desarrollo de nuestras sociedades.
La crisis educativa es real, se manifiesta con contundencia y es imperioso trabajar para revertirla. Es urgente:
Aumentar la escolarización de la población joven. Debemos romper con la tendencia (profundizada en la pandemia) de que millones de personas siguen aún sin escolaridad. Solo el 51% de los peruanos tienen secundaria completa (INEI, 2022).
Reducir la deserción escolar. Hoy en los países de la región, sólo 6 de cada 10 estudiantes que ingresan a la escuela secundaria la terminan en tiempo (UNESCO, 2002).
Mejorar la calidad y pertinencia para que los jóvenes puedan integrarse al mundo adulto de la mejor forma brindando conocimientos, habilidades y la sociabilización necesaria. Sabemos por un estudio del BID (2022) que sólo el 17% de los estudiantes que finalizan la educación media cuenta con las habilidades mínimas requeridas para seguir la educación superior o conseguir un primer empleo formal.
En “La paradoja de la inversión educativa”, Leonardo Garnier Rímolo -Doctor en Economía y ex Ministro de Educación de Costa Rica- sostiene que “la necesidad de lograr sociedades más equitativas, inclusivas y cohesionadas depende de que los países logren mejoras en la cobertura, calidad, inclusión y equidad de sus sistemas educativos”.
Aún es necesario mejorar la inversión pública en educación. Se deben generar mejores condiciones laborales de los docentes, una infraestructura adecuada, capacitaciones innovadoras que brinden a los docentes nuevas herramientas y recursos pedagógicos, y estímulos para retener y atraer a nuevas generaciones de docentes.
Invertir en educación es estratégico. Se trata de una de las mejores inversiones que puede hacer un país para mejorar el bienestar material de su población (CEPAL). La educación es un activo importante para alcanzar un desarrollo social inclusivo, dimensión fundamental del desarrollo sostenible.
El camino es entender la importancia de la educación pública, visibilizar las crisis del sistema educativo actual, valorar el trabajo docente e impulsar cambios que les permitan mejorar la práctica en aula. Es un sendero imprescindible y duradero para asegurar un mejor futuro para Perú y toda la región.